No hay nada peor que necesitar a los demás porque nos sentimos solos.
No existe mayor soledad que la dependencia emocional hacia otros.
Nos empeñamos en que algunas personas nos encajen y nos acompañen si o si, de cualquier manera y a cualquier precio, aunque lo que acabe acompañándonos es la sensación de vacío constante que nunca sabemos identificar ni dar explicación pero que se manifiesta con un “me siento sol@” aun estando rodeado de gente.
Lo que origina todo esto es la falta de amor, y no de cualquier amor, sino del más importante, el amor propio.
A veces vale la pena encontrarse a uno mismo antes que cubrir carencias buscando en otros lo que crees que a ti te falta.
El amor nunca es algo que se dice, sino que se demuestra, si tienes que estar reteniendo a otra persona para que este en tu vida no te merece la pena, porque lo que si vale la pena es pasar tiempo a solas sintiendo lo necesario que es a veces la soledad, que el mundo no se para porque alguien no te haga caso o deje de estar en tu vida, que de echo si deja de estarlo es porque ese alguien no es para ti y es mejor que no forme parte de ella.