“Se enamoró de sus flores y no de sus raíces, y en otoño no supo qué hacer”.
Acción Poética Chetumal
Los cobres del otoño consiguieron humedecer sus pupilas, la marea había enredado sus pies entre restos de redes y broza marina. Y allí, consintiendo que el frío comenzara a calar sus entretelas, cayó en la cuenta de que lo que había vivido aquel verano comenzaba a desfallecer, incapaz de seguir respirando.
Fueron esas luces estivales, las que habían nublado su intuición, silenciándola en pos de la algarabía que emana de la pasión y el fulgor de las pieles cuando se funden .
La intensidad se había hecho regente de sus vidas y entregados el uno al otro, se olvidaron que cuando el cobre del otoño arribara a sus vidas, lo que un día fue, dejaría de ser, y lo que nunca pudo ser, así seguiría siendo.
Él, hombre desentusiasmado, fan del confort y la certidumbre, supo aquella tarde, con sus pies enredados en la mar y el recuerdo de aquel calor estival coronando su cabellera, que el amor que consigue trascender la pasión, nunca es cuestión de flores, sino de veladas raíces.
-Confundir el amor con la pasión, es como embelesarse con las flores de un jazmín y no hacer mayor aprecio de sus raíces, las responsables últimas de su verdadera belleza-
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