
«Sabemos que Gabriel está ya en algún lugar con sus peces y que la bruja mala del cuento ya no existe».
“Pido que no se extienda la rabia, que no se hable de esta mujer más y que queden las buenas personas”.
«Si algo ha conseguido Gabriel es que estemos más unidos y que aprendamos a andar de nuevo, no sé cómo, pero vamos a andar de nuevo”.
“Que lo que quede de este caso sea la fe y las buenas acciones que han salido por todos lados y han sacado lo más bonito de la gente. No puede quedar todo en la cara de esta mujer y en palabras de rabia».
Estas han sido algunas de las declaraciones de los padres de Gabriel, el niño almeriense que fue asesinado por su modo de “estar en el mundo”, lo que el filósofo existencialista Martin Heidegger, denominó “Dasein”, para referirse a la forma de existir de un ser humano en el mundo.
Siempre he creído que los genios suelen tener desenlaces abruptos, y en muchas ocasiones muy trágicos, teoría que iría en consonancia con la imagen que nos han mostrado los padres del niño, describiéndolo siempre como un ser humano “muy especial”.
Volviendo al contenido de las declaraciones, es una obviedad que esta familia, ha conseguido que toda España se aunara en torno a sentimientos de esperanza y bondad y por otro lado de ASOMBRO.
Porque ¿cómo es posible que unos padres a los que les ha desaparecido su hijo, puedan hablar de “gente bonita”, “solidaridad”, “buenas acciones”, “no a la rabia”?
¿De qué “pasta” están hechos?
¿Cómo consiguen extraer lo positivo de un momento tan terrible?
Son varios los factores psicológicos que han contribuido a que estos padres, hayan podido “ir en volandas” en unos momentos tan difíciles.
En primer lugar, en virtud de las imágenes que todos hemos visto, se trata de una expareja inusual. Los sentimientos de apoyo y admiración que ambos se profesan han sido uno de los ingredientes fundamentales para que hayan podido permanecer con esa fortaleza. Siempre cogidos de la mano, dándose ánimos de forma incansable, ha sido sin lugar a duda un ejemplo de pareja separada que apuesta por el sentido común y la armonía.
En segundo lugar, la fortaleza de la que hablaba anteriormente, tiene que ver con el concepto psicológico de Resiliencia, popularizado por el psiquiatra y psicoanalista Boris Cyrulnik.
Se trata de un término tomado del campo de la física, que hace referencia a la resistencia que ciertos materiales ejercen al doblarse, pudiendo recuperar su forma original sin romperse.
Este concepto aplicado a la Psicología tendría que ver con la capacidad de las personas (es entrenable) para sobreponerse a las circunstancias vitales adversas, pudiendo salir fortalecidos con la experiencia. También se le conoce con el nombre de Hardiness, que vendría a significar personalidad resistente.
En tercer lugar, tendríamos que mencionar el proceso psicológico que de manera instintiva están empleando los padres de Gabriel, un proceso que trasciende el mero razonamiento cognitivo basado en la lógica, estando más próximo al plano espiritual del ser humano. Se trataría de la Búsqueda de Sentido al sufrimiento.
No bastaría con asumirlo, se tendría que dar un paso más en dirección a la integración del mismo, algo así como auto-facilitarse un “por qué” al suceso traumático, es decir, aportarle un significado (aunque esto a veces, sea simplemente imposible).
Patricia, la madre de Gabriel, remitía una carta a los medios de comunicación, justo el día en que se cumplía un mes de la desaparición del pequeño, donde se puede ver perfectamente esta deliberada búsqueda de sentido:
Patricia da las gracias «en nombre» del pequeño por el «respeto, ayuda, y desinterés» de «gente buena» que «nos hace la vida un poco más fácil a nosotros y al resto», y porque haya «guardado la rabia y mantengan los pescaítos en sus corazones, haciendo que tu marcha tenga cierto sentido».
Para estos valientes padres, dos han sido los significados de la espantosa pérdida de su hijo.
Por un lado, la marea de amor que ha emergido por parte de propios y extraños, todos a una, intentando mantener a este pequeño inocente, en el lugar que se merece, es decir, en el corazón de todos.
Y por otro lado, las declaraciones que hacía el padre de Gabriel, que reflexionaba: «Quién sabe si me ha salvado la vida a mí».
¿Quién sabe?
Lo que si sabemos es el mensaje de paz y justicia que estos padres han dejado como legado a la sociedad española, ejemplo de humanidad, ofreciéndonos esperanza en el género humano, pues a pesar de las más duras adversidades, podemos encontrarnos con naturalezas evolucionadas que son capaces de discernir y extraer lo mejor de una tragedia tan horrible.
MARIAJESUSGONZALEZ.COM