Según el Eurobarómetro, los suecos son el pueblo más deportista de Europa, con un 51% de los ciudadanos realizando ejercicio físico entre dos y tres veces por semana.
En muchos países los trabajadores aprovechan la hora de la comida para ir al gimnasio o la piscina, pero en Suecia algunas empresas decidieron ir mucho más allá y convertir la actividad deportiva en una obligación laboral.
Es el caso de la empresa “Björn Borg”, nombrada así en honor del ex primer raqueta sueco del mundo.
Se trata de una marca de ropa deportiva, que considera fundamental promulgar entre su plantilla una filosofía de trabajo basada en la salud física y mental.
Cada viernes desde hace dos años, los empleados de la firma abandonan la sede de la empresa en Estocolmo con destino a un centro deportivo del barrio, donde realizan una hora de entrenamiento semanal.
El director general afirma que: «si uno no quiere hacer deporte e integrarse en la cultura de la empresa, se marcha» (fuente: El Espectador).
Es lógica la contundencia que el director utiliza en sus palabras, puesto que los resultados de realizar esta incorporación han sido: mayor productividad, mayor cohesión entre los trabajadores y lo más importante de todo, menor absentismo laboral, de ahí que el ejercicio físico haya pasado a ser una actividad laboral más.
Más allá de “obligaciones” profesionales, es una realidad que, para aspirar a mantener un estilo de vida saludable, es básico el incorporar a la rutina diaria ejercicio físico.
Yo misma doy fe de ello con mi propia experiencia.

Para mí las caminatas deportivas son una práctica diaria que forman parte de mi estilo de vida actual, una forma perfecta de estar en contacto con la naturaleza y la salud.
Lo que comenzó con un proceso supuestamente “aburrido” y terapéutico para rehabilitarme de la rotura de un peroné, terminó siendo un descubrimiento maravilloso, de mi ciudad y su entorno, caminos increíbles, zonas inexploradas, aventuras ecológicas, amaneceres sorprendentes, fríos, lluvias, nieblas, nevadas incluso, el poder cambiante de la naturaleza según las estaciones, y por supuesto, el descubrimiento de mi misma ante un nuevo reto conseguido.
Extrapolando esta forma de vida a mi trabajo, es habitual en mí práctica clínica promulgar entre mis pacientes la instauración en sus vidas de hábitos saludables que incorporen el ejercicio físico, siempre adaptado a cada persona y sus circunstancias.
No es sorprendente como una caminata matutina (o vespertina, según las preferencias) puede mejorar el estado de ánimo de una persona en proceso de duelo o como una mujer diagnosticada de fibromialgia, encuentra en esta rutina, un motivo de aliento para seguir en su combate contra el dolor, o mis queridos ansiosos/as que consiguen calmar sus ansiedades a través de ello, o …
Es más, independientemente de la existencia de un trastorno psicológico o no, el incluir ejercicio físico en la cotidianidad debería ser una práctica habitual de cualquier persona que valora su bienestar físico y por supuesto, mental.
Os animo a expandiros e introducir en vuestras vidas la práctica deportiva como pilar fundamental de un psico-estilo de vida saludable.
MARIAJESUSGONZALEZ.COM