“Ese es el problema de beber, pensaba, mientras me servía un trago. Si algo malo pasa, bebes para intentar olvidar; si algo bueno pasa, bebes para celebrar; y si nada pasa, bebes para hacer que algo pase”.
Este es un fragmento de la novela “Women”, del escritor norteamericano Charles Bukowski, también conocido como el “viejo indecente”, un alcohólico confeso que se hizo sumamente popular aparte de por su trabajo literario, por su irreverente personalidad, siempre alejada de lo políticamente correcto.
Lo que sus seguidores (sobre todo jóvenes) no saben, es que más allá de la constante oda al alcohol y los excesos sensuales que recorren su obra, Bukowski fue un joven duramente maltratado por su padre, con una red social inexistente y unos compañeros de clase que lo convirtieron en blanco de sus burlas a propósito de su llamativo problema de acné.
Todos estos factores, desembocaron en su carencia absoluta de autoestima, lo que le impidió relacionarse con mujeres de una forma saludable y funcional, no siendo hasta los cuarenta años, cuando impulsado por la fama conseguida y el encanto impostado que le otorgaba el alcohol, consiguió la seguridad que necesitaba para relacionarse con el sexo opuesto, sumergiéndose desde ese momento en una vorágine de promiscuidad y excesos.
Compartimos con los lectores la biografía de este autor porque nos sirve como ejemplo “de libro”, de lo que se esconde detrás de todo alcohólico, la necesidad de tapar, ahogar, olvidar o afrontar erróneamente las heridas que no se han conseguido cicatrizar con los propios medios personales.
Si a esto le sumamos que en una cultura como la nuestra, el alcohol es parte de la popularizada “Marca España”, no nos extrañarán los datos que acreditan que el alcohol es la principal sustancia adictiva en nuestro país (Fuente: Asociación Proyecto Hombre).
¿Pero cuándo el consumo de alcohol se puede convertir en una adicción?
La clave está en el “PARA QUÉ” de su consumo, es decir, si se está UTILIZANDO para algo más que no sea disfrutar de su sabor como acompañamiento de una rica comida o aperitivo.
Este sería el elemento fundamental que nos indica la existencia de una adicción a una sustancia, en este caso el alcohol, ya que deja de disfrutarse en momentos puntuales (es una realidad que somos un país de celebraciones, fiestas y encuentros alrededor de la barra de un bar), para pasar a convertirse en el medio por el que se consigue algo que el alcohólico no puede conseguir por sí mismo, como sobrellevar una ruptura sentimental, afrontar la pérdida de un ser querido o gestionar el constante estrés que genera un entorno laboral con grandes exigencias personales (tiempo, esfuerzo, competencia, objetivos, etc.).
Desde la Asociación Proyecto Hombre se recogen una serie de preguntas para ofrecer una información crucial y etiquetar como problemático el consumo del alcohol. Y son las siguientes:
- ¿Has estado alguna vez bajo la influencia del alcohol en una situación que podría haber causado un accidente u otro daño?
- ¿Has bebido más de lo que pretendías?
- ¿De qué forma tu red social se ve alterada o condicionada por tu relación con el alcohol?
- ¿Has usado el alcohol para tapar tu malestar o evadirte de tus problemas?
- ¿Cómo afecta el alcohol a tu situación laboral?
- ¿Te causa molestias tu forma de beber?
- ¿Cómo afecta el alcohol a tus relaciones familiares y/o emocionales?
Si honestamente eres capaz de contestar a estas preguntas y tus respuestas son afirmativas en su mayoría, es probable que estés conviviendo con un problema de adicción al alcohol, lo que a su vez estaría escondiendo un problema psicológico que estaría en la base de esta adicción.
Si consigues dar el paso y te aferras valientemente a la responsabilidad de hacerte con tu vida, es decir, cuidar tu salud física, psicológica, social, laboral y familiar, has de saber que desde nuestra Consulta de Psicología Clínica podemos ayudarte, porque nunca es tarde para comenzar a quererte a ti mismo.
Y eso es, autoestima.
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