Dentro de la Dependencia Emocional encontramos un subtipo de dependencia afectiva conocida con el nombre de Codependencia.
El término nació en los años 80, desde la literatura de autoayuda dirigida a los familiares de alcohólicos.
Melody Beattie, ex-codependiente y posteriormente experta en este tipo de adicción afectiva, considera que la codependencia tendría que ver con la tendencia de algunas mujeres para relacionarse afectivamente con sujetos con problemas.
Se manifestaría a través de la necesidad de controlar el comportamiento adictivo de sus parejas, presentando más interés que el propio adicto en solucionar sus problemas, asumiendo dentro de la relación, un rol de cuidadora abnegada.
Jorge Castelló, psicólogo clínico experto en dependencias emocionales, pone de relieve como los codependientes realmente no se sentirían atraídos por sus parejas, sino que la atracción la experimentarían hacia los problemas de sus parejas, que tratarían de resolverlos con estoico sometimiento.
Ambos autores coinciden en destacar el rol “rescatador” de la pareja que se auto-erige como solucionadora de los problemas del otro, sin que el afectado en cuestión se lo haya pedido, puesto que en el 100% de los casos, ninguno de los receptores de la ayuda consideran la existencia de tales problemas, con el consiguiente forcejeo entre ambos, que lo único que consigue es poner el foco de atención en el problema, amplificándolo y en última instancia, recrudeciéndolo.
La simbiosis es perfecta: un codependiente y alguien con problemas o con trastornos psicológicos son dos piezas de un puzle que encajan a la perfección.
En lugar de beneficiarse de la unión, ambos alimentan sus disfunciones. “El codependiente es una figura fundamental para alimentar la conducta problemática de su protegido y lejos de ayudarle —como es su intención—, mantiene activo el problema”, asegura la psicóloga sanitaria Cayetana Egusquiza (Fuente: El País).
A continuación, vamos a desglosar algunos de los descriptores que caracterizan a las personas con una disfunción de personalidad codependiente:
- Son extremistas, mostrándose muy responsables o profundamente irresponsables.
- Sienten la necesidad imperiosa de controlar a las personas significativas de su alrededor.
- Se sienten víctimas porque sacrifican su propia felicidad.
- Tienden a juzgarse duramente, lo que reafirma su baja autoestima.
- Buscan la aprobación y la afirmación constantemente.
- Son leales hasta el extremo, aun cuando la lealtad no es merecida.
- Son impulsivos.
- Se sienten responsables de otras personas, de los sentimientos, pensamientos, acciones, elecciones, deseos, necesidades, bienestar, malestar y destino final de otros.
- Sienten ansiedad, lástima y culpa cuando otras personas tienen algún problema.
- Se sienten obligados, casi forzados a ayudar a esa persona a solucionar el problema, por ejemplo, al ofrecer un consejo no pedido, con una ráfaga de sugerencias o remendando sentimientos.
- Se sienten profundamente molestos y frustrados cuando la ayuda que brindan no es eficaz.
- Tienen la tendencia a anticipar las necesidades de otras personas.
“El codependiente busca sentirse necesitado o útil, y esto es más fácil de conseguir junto a una persona con problemas; a este tipo de personalidad le cuesta alejarse de una relación problemática porque, aunque le hiere, activa su función de rescatador”, afirma la psicóloga Cayetana Egusquiza.
Si te has reconocido en este artículo, no dudes en pedir ayuda profesional, pues la codependencia es una adicción sentimental, en la que la sustancia es sustituida por los problemas del “ser amado”, siendo fundamental iniciar un proceso terapéutico con el que poder eliminar esos patrones relacionales disfuncionales, pudiendo así alcanzar una vida sentimental sana y auténtica.
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