La fidelidad, en términos sentimentales hace referencia a un acuerdo según el cual, las personas que forman parte de una pareja, se comprometen a estar juntas sin que entre ellas dos haya otra persona que intime con cualquiera de los componentes de la pareja. En este sentido, la fidelidad sería sinónimo de compromiso, compromiso con uno mismo, entendiéndolo como fidelidad hacia los propios sentimientos y a la elección de la pareja propiamente dicha.
Por el contrario, la infidelidad sería la ruptura unilateral de ese pacto de compromiso establecido por la pareja, un pacto de corte moral realizado libremente y de manera consensuada. Se trataría entonces de un engaño, puesto que la persona infiel miente de forma deliberada, hacia sí mismo/a y hacia su compañero/a.
Para evitar que los errores y la confusión popular sobre el tema se sigan perpetuando, aclararemos algunos puntos que creemos resultarán de ayuda al lector para clarificar este acto tan frecuente, estimulante por una parte, y doloroso por otra, puesto que cuando comienzan a aparecer las repercusiones, tiende a convertirse en un foco de sufrimiento y confusión para los miembros implicados, tanto de forma activa (l@s “infieles”) como pasiva (l@s “engañad@s”).
La infidelidad es el resultado de un conjunto de factores que pasaremos a desglosar a continuación:
- Cuando se produce una infidelidad, la relación de pareja ya presentaba grietas previas que no habían sido debidamente atendidas, esto es, confrontadas y resueltas. Es poco frecuente que ocurra una infidelidad dentro de la pareja cuando ambos miembros se sienten amados, respetados, y profundamente comprometidos con su proyecto común.
- Es habitual que la infidelidad se produzca porque alguno de los miembros de la pareja pretenda recuperar la ilusión pérdida. Esta situación es muy frecuente en parejas que permanecen juntas, que no unidas, bien porque se han convertido en estupendos “compañeros de piso”, bien por puro convencionalismo social o por intereses de algún tipo (económico, familiar…). Mantener una relación en la que se hayan perdido los ingredientes fundamentales de emoción, ilusión, pasión… es sumamente difícil.
- En sintonía con el punto anterior, es fundamental saber que cuando una pareja no se encarga de mantener “en forma” su relación, al final esta hará aguas, pues la no resolución de los conflictos conyugales, junto con la falta de emoción, pasión, ilusión, terminará minando los sentimientos que un día se experimentaron por el ser amado, abriéndose de esta forma una grieta donde nuevas experiencias e ilusiones de la mano de otra persona podrán colarse.
- Las razones de la infidelidad por todo lo comentado anteriormente, suelen recaer en la dinámica relacional de la pareja “oficial”, y es que patrones relacionales como la monotonía, el aburrimiento, la falta de sexualidad, el desenamoramiento, etc. son caldo de cultivo para que ocurra una traición sentimental.
- En algunas parejas, la infidelidad se convierte en una práctica aceptada y permitida. Ambos miembros de la pareja son conocedores de los puntos débiles de su relación y cuando se dan cuenta de estas deficiencias pueden llegar a generar un acuerdo en que los dos mantengan relaciones extramaritales, de tal forma que consigan satisfacer aquello que necesitaban y no tienen en su relación. Un acuerdo que logrará ser saludable si ambos miembros lo comparten, y ninguno se siente engañado por ello.
La infidelidad es una realidad muy frecuente en Terapia de Pareja. Existen diferentes tipos de infidelidad según la frecuencia, duración y los motivos que la provoca, pero lo que sí es unánime, es que cuando esto ocurre, la comunicación dentro de la pareja no es la adecuada, haciendo protagonistas de la relación a las disputas, los malentendidos, la soledad o el silencio.
Nada está perdido si sabe reconducirse a tiempo, pero ocurre que a veces está tan deteriorada la relación que se convierte en imprescindible la búsqueda de ayuda profesional, una persona externa, preparada y objetiva que sea capaz de ofrecer un nuevo hilo y aguja para que la pareja pueda remendar los agujeros que el paso del tiempo ha ido abriendo, es decir, la falta de cuidado y mimo de la pareja.
Desde mi Consulta de Psicología Clínica, llevo realizando este tipo de Tratamiento Psicológico desde hace más de 20 años, por lo que estoy en condiciones de ofrecerte las garantías necesarias para poder recuperar tu relación si es eso lo que ambos queréis y fuera posible, porque el amor siempre merece una segunda oportunidad.
En el próximo artículo trataremos una de las secuelas más negativas, pero no por ello menos habitual de este tipo de circunstancias, nos estamos refiriendo a los celos, síntoma principal acaecido después de una infidelidad.
MARIAJESUSGONZALEZ.COM
Un comentario en “La infidelidad, reflejo de una deficiente comunicación en pareja”