Si te encuentras en el rango de edad que va más allá de los 30, has de saber que formas parte de un nuevo perfil de soltería, enmarcado dentro de la sociedad capitalista y hedonista que nos coloniza, y que como dice el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, es una sociedad en la que el compromiso duradero ha dejado de ser un proyecto tentador (al menos para una gran mayoría).
Según Bauman, este fenómeno tiene que ver con los vínculos humanos frágiles de la posmodernidad, siendo estos cada vez más superficiales y fugaces.
A estos postulados sociológicos, queremos añadir una realidad psicológica incuestionable, y es que, a estas “edades” de la vida, las taras/problemas personales son marcas de la casa, así que cualquier intento de cambio, aunque tentador… será misión imposible, a no ser que la misma persona se lo proponga de manera personal e íntima (por ejemplo, a través de una psicoterapia).
Partiendo de estas realidades psicosociológicas, podemos asegurar sin lugar a dudas, que si formas parte de esta soltería “en segunda vuelta”, lo que te encontrarás en el mercado van a ser personas acompañadas por sus mochilas emocionales, mochilas que representan la envergadura de sus experiencias vividas, y aquí se incluyen: rupturas traumáticas, exparejas que son familia, hijos, divorcios, infidelidades no superadas, viudedad, etc.
Estamos hablando de experiencias profundamente significativas en la vida de una persona, que modularán sus estilos afectivos, más si cabe, cuando estas vivencias no se han revisado adecuadamente por un psicólogo/a, con la consecuente repetición de viejos patrones de comportamiento o personas disfuncionales. Persona insana igual a pareja insana.
Las cuestiones del amor nunca han sido tarea baladí, pero si a esta realidad intrínseca, se le añaden estos factores, caeremos en la cuenta de que será más difícil “congeniar”, a no ser que (aquí viene el canto a la esperanza), los corazones de las personas hayan sido correctamente “reciclados”, sanados, a través de la exposición valiente y madura a los aprendizajes propios, derivados de nuestra mochila emocional, que han venido a ofrecer a nuestra vida.

Reflexiona Xavier Guix en el diario “El País”:
“Deseamos estar enamorados y luego nos entra el pánico. Es básico conocer nuestro estilo afectivo para ser capaces de vivir acorde con él con integridad y sin hacer daño a los demás.
Vivimos una especie de epidemia que consiste en desear de una manera loca estar enamorados para después sufrir como una condena ese lazo por el que tanto suspiramos”.
El miedo al compromiso afectivo, conocido técnicamente como “filofobia”, está alcanzando tal magnitud, que consideramos adecuado plantearnos si realmente es un problema de miedo o si como apuntaba el sociólogo polaco, estamos ante un cambio de modelo afectivo, más liviano, menos consistente y alejado de los grandes valores del amor y la lealtad.
Sin duda estamos ante una nueva era sentimental, donde las aplicaciones de “búsqueda de pareja” se han convertido en la forma más frecuente de interacción, donde el cortejo dura lo que un telediario, y en la que la facilidad para acceder al sexo, nos pueden llevar a plantearnos que la idea de vivir en pareja ha comenzado a no considerarse una prioridad, pudiendo acceder ahora a un abanico más amplio y florido de opciones para transitar por el mundo.
Elige la tuya, conoce tu estilo afectivo, actúa en consecuencia y no hagas al otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti.
MARIAJESUSGONZALEZ.COM