“Pensé que cambiaría”

 

Llevas unos meses conociendo a alguien, las cosas increíbles que veías al principio han dejado paso a otras que no terminan de gustarte. Comienza la duda…

Cuando estos comportamientos aparecen en tu pareja, dejas de sentirte bien, comienzas a preocuparte o lo que es peor, prefieres mirar para otro lado porque según tú “nadie es perfecto”. Así lo justificas y normalizas. Error 1

El tiempo va pasando y esas conductas o hábitos no han desaparecido, sino todo lo contrario, cada vez son más visibles en vuestra relación, por lo que la estrategia de negación de la realidad que posiblemente venías practicando ya no ha lugar.

Este es justo el momento en el que aparece en tu mente la palabra mágica: “cambiará” o un error más grave aún, la archiconocida frase: “con el tiempo conseguiré que cambie”. Error 2 (esta es una idea falsa a la par que pretenciosa).

Antes de seguir profundizando en esta creencia idílica tan extendida y dañina para la realidad sentimental, nos sentimos en la obligación de advertirte que ESO NO PASARÁ, a no ser que la persona que supuestamente tiene que cambiar algo, así lo perciba y decida realizar ese cambio a través de una psicoterapia.

Si esto no ocurre, no te engañes, esa persona no dejará de ser quién es.

La explicación se basa en una lógica aplastante:

El título del presente artículo está tomado de la reflexión en voz alta de una paciente que estaba atravesando un proceso doloroso de ruptura. Su pareja durante todo el tiempo en el que transcurrió la relación siempre tuvo miedo al compromiso y continuamente “desaparecía” sorpresivamente durante días, argumentando que necesitaba “aire”.

Mi paciente entre sollozos me dijo un día: “pensé que cambiaría”, a lo que ella misma seguidamente se contestó: “pero no lo hizo”. Y a lo que yo argumenté: ¿Y por qué habría de hacerlo?”.

La realidad nos pone de manifiesto que nadie cambia por las necesidades de otra persona. Nunca es un motivo con el suficiente peso como para llevar a cabo la profunda modificación de hábitos, estilos interpersonales, valores y creencias personales… que puedan no agradar a la pareja.

Aquí se engloba cualquier conducta, tendencia, rasgo de personalidad que no toleres, y que hacen la relación muy complicada. Este es el momento en el que la persona que necesita ese cambio, comienza a “esforzarse” continuamente para hacer/forzar inútilmente que la pareja funcione. Esto es como intentar calzar un zapato del 38 con un pie del 40. Simplemente no es tu medida.

 

Ejemplos de esto hay múltiples:

Hábitos nocivos como fumar, beber en demasía…, falta de intimidad emocional (dificultad para expresar los sentimientos), apego infantil a la madre o al padre, fiestas frecuentes, no querer tener hijos o querer tenerlos, manejo económico inadecuado, por exceso o defecto, etc.

Para que una relación funcione, las diferencias entre ambos miembros deben de ser tolerables desde el PRINCIPIO, no han de suponer grandes disgustos, es decir, puedes convivir perfectamente con una persona de esas características.

Es importante este punto, porque si ya en los inicios de una relación hay algo que te da “tufillo”, te puedo asegurar que conforme vaya pasando más tiempo, el olor terminará siendo insoportable y al final “apestará”. Con lo cual, la batalla resultante será patética y destructiva.

Terminamos este artículo recuperando una reflexión que publicamos hace unos meses en el escrito que llevaba por nombre:

El “príncipe azul”: el mito que nos separa del hombre real

“Creer que con tiempo y esfuerzo, podrás cambiar a tu pareja en nombre del “amor” es una creencia absurda y falsa.

Ante esto, te lanzo una pregunta:

¿Para qué?

Si él siempre fue así y si ya lo conociste siendo así y no te convencía, ¿para qué te uniste a él?

Si la persona a la que estás conociendo o con la que estás saliendo tiene determinadas actitudes y/o comportamientos que no te agradan, a lo sumo podrás hacérselo saber desde la asertividad y el respeto.

El amor no cambia a las personas, el cambio únicamente tiene lugar cuando la persona, de forma íntima, personal y profunda decide cambiar, todo lo demás son formas de amargarte la existencia”.

 

Y tú ¿sigues pensando que un día cambiará?

Hazte un favor e inicia tú el cambio, deja de ofrecer un amor con estas condiciones, a cambio de… Así no funciona, además de aclararte que eso no es amor.

 

MARIAJESUSGONZALEZ.COM

 

Publicado por María Jesús González

Licenciada en Psicología por la Universidad de Salamanca y especialista en Psicología Clínica. colaboradora experta en Psicofarmacología, Trastornos del Comportamiento Alimentario, etc Pertenezco al Colegio de Psicólogos de Castilla y León, con el número de colegiado CL 01619. Llevo más de veinte años trabajando en diversos hospitales y clínicas privadas de diferentes ciudades del país, lo que me ha otorgado una amplia experiencia como Psicóloga Clínica, la única especialidad reconocida por el Ministerio de Sanidad. En este tiempo me he dedicado a la evaluación y el tratamiento psicológico de pacientes (niños, adolescentes, adultos y ancianos) con patologías muy diversas, como trastornos de ansiedad (agorafobia, fobia social, pánico, trastorno obsesivo compulsivo…), estrés, depresión, esquizofrenia, bulimia, anorexia, obesidad y problemas de peso, trastornos del sueño, alcoholismo, tabaquismo, adicciones, trastornos psicosomáticos, cáncer, dolor crónico, etc.

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