El presente es el único tiempo en el que podemos actuar
Esto es: OCUPARNOS
PRE-ocuparnos (antes de tiempo), es inútil, ya que no podemos actuar en un tiempo futuro. Esto solo sirve para invadir nuestra vida con fantasmas mentales que nos amargan la existencia y nos impiden ocuparnos y resolver problemas del presente
Son la causa de la inmovilidad e inacción, anclándonos en la infelicidad.
SIETE CONSEJOS PARA DISFRUTAR UN POQUITO MÁS DEL PRESENTE
- Aprieta el botón de pausa.
Este es el primer paso. Tener la intención de parar. Tienes que tener una señal, un anclaje que te recuerde el deseo de vivir en el presente. Anticípate a la situación diciendo: «Ahora, pausa». Utilízalo cuando escribas algo en el ordenador, cuando salgas a hacer tu deporte, cuando te sientes a ver la tele, a comer, a hablar, cada vez que descuelgues el teléfono.
Pausa significa que vas a atender lo que ocurra en ese momento, dejando que tu atención y tu respiración estén en el presente. Pausa es atender lo que ocurre en el ahora. Y si llega algún pensamiento o preocupación que atormenta, o un mensaje al móvil, déjalos estar. Basta con que no converses con tus pensamientos ni les prestes atención. Ya se aburrirán. Tú solo vuelve al presente atendiendo lo que está ocurriendo en ese momento.
- Ten más paciencia.
No pites, no grites, no mires el reloj continuamente, no pongas mala cara cuando alguien se atasca en la cola del supermercado, no te enfades si avanza más la otra cola del banco que no elegiste, no cruces en rojo para los peatones, no verbalices «es que tengo mucha prisa».
Nada de lo expuesto te ayuda a que el mundo ande más deprisa, pero sí desencadena en ti ira, frustración y ansiedad.
- Actúa lento.
Camina despacio, conduce sin prisa, come saboreando, comunícate escuchando y piensa antes de actuar.
Al final del día habrás perdido veinte minutos que habrán mejorado mucho tu calidad de vida, y la de los que conviven y trabajan contigo. No hay nada más estresante que una persona acelerada que vive deprisa.
- Disfruta de los detalles.
No disfrutamos del presente porque muchos de los detalles que ocurren a nuestro alrededor forman parte de nuestros hábitos cotidianos. Es normal tener agua caliente, es normal tener fruta fresca, es normal tener amigos con los que reír y desahogarte, etc. Cuando algo pasa a ser normal y/o habitual pierde valor. Dejamos de ser agradecidos con ese momento y con ello, de disfrutarlo.
Presta atención a lo que te rodea, agradece lo que tienes, sé consciente del nivel de bienestar del que gozas. Y deja de mirar tanto lo que te falta y lo que no funciona.
- Aparta lo que resta.
Puedes decidir qué pensamientos son titulares y cuáles te perjudican.
Eres el entrenador de tus pensamientos, y tú eliges quién sale a jugar. No te des explicaciones, ni argumentes contigo cada una de tus preocupaciones. Ya sabes que son irracionales y te perjudican así que deja de darles valor.
- Prioriza tu intención de estar aquí y ahora.
Habrá momentos en los que pienses, «sí, sí, luego estaré en el presente, es que ahora me urge esto otro». Si siempre te dejas a ti y a tus prioridades para el final, nunca llegarán a ser una realidad.
Disfrutar es una decisión que puedes empezar a practicar en cada acción del día a día, por pequeñita que sea. No temas, no va a enlentecer tu vida. Solo la vas a enriquecer.
- Ponte recuerdos visuales que te ayuden a generar el cambio.
La dificultad de cambiar está más en el olvido en el “no darte cuenta” o con la negatividad que en la fuerza de voluntad. Por muy motivado que estés para vivir más el presente, si llevas equis años comportándote con prisas, es difícil que con el simple propósito te acuerdes de ello.
Ponte de fondo de pantalla, en la nevera o en el coche mensajes que te recuerden que tienes la intención de disfrutar y cumplir con estos puntos. Hasta que no nos acostumbramos a un objetivo nuevo no se convierte en un hábito. Y el hábito lo es simplemente porque lo hemos repetido muchas veces. Pero para poder repetir algo y que pase a formar parte de nuestra rutina, tenemos que acordarnos de ello. Y no te castigues diciendo algo como «¡es que si no soy capaz de recordarlo, es que no debe importarme tanto!» Deja de fustigarte y ponte recuerdos que te ayuden. Háztelo fácil.
y tu qué haces? Te OCUPAS o te PREocupas?
mariajesusgonzalez.com