Si nos tuviéramos que valer de una metáfora que describiera lo más exactamente posible la función del Sistema Inmune, podríamos recurrir al concepto de fuerte, entendiéndolo como un recinto fortificado que nos protege ante cualquier amenaza exterior.
La función inmunológica consistiría por tanto en una defensa natural frente a los ataques de diferentes elementos patógenos como pueden ser: virus, bacterias, tumores, etc., protegiendo así al cuerpo de infecciones y diversas enfermedades patógenas.
A día de hoy, es cada vez más contundente la evidencia científica que acredita que cualquier estado psicológico puede tener impacto negativo sobre el Sistema Inmunológico y directa o indirectamente sobre la probabilidad de contraer enfermedades.
En la actualidad, están de máxima vigencia las investigaciones que acreditan que eventos relacionados con pérdidas, desempleo, estrés académico, divorcio y separación, etc. son capaces de inducir una reducción en la inmunocompetencia (capacidad de respuesta del organismo ante un invasor, como puede ser una bacteria).
De igual forma, la confianza, el pensamiento positivo, la extroversión o la tendencia a hablar y compartir con los demás, favorecen la salud y fortifican las defensas naturales.
Es por esto que en este artículo, queremos centrarnos en dos respuestas genuinas del ser humano que se relacionarían con nuestro Sistema Inmunológico, bien desde su fortaleza, como sería el optimismo, o bien desde su debilitamiento, como sería la respuesta de estrés mantenida en el tiempo.
EL ESTRÉS: EL PRINCIPAL LIMITANTE DE NUESTRO SISTEMA DEFENSIVO INNATO
Podemos considerar al estrés como el proceso que se pone en marcha cuando una persona percibe una situación o acontecimiento como amenazante o desbordante de sus recursos. A menudo, los hechos que lo ponen en marcha son los que están relacionados con cambios, exigiendo en el individuo un sobreesfuerzo y por tanto poniendo en peligro su bienestar personal.

Muchos estudios científicos han demostrado que el estrés reduce la competencia inmunológica del organismo, pudiendo reducir en las personas sometidas a altos niveles de estrés, la resistencia a las enfermedades.
Sternberg, psicólogo estadounidense experto en el estudio del estrés y sus consecuencias para la salud, muestra a través de sus investigaciones datos tan curiosos como que el Sistema Inmune reduce su eficacia en el momento en que los astronautas regresan a la atmósfera, o como la función inmunológica se deprime al día siguiente de una discusión de pareja, o se enlentece en las épocas de exámenes hasta el punto de que los estudiantes tardan más en curar sus heridas (Fuente: Muy Interesante).
Según este autor, el estrés no sería el causante directo de las enfermedades, pero sí limitaría el funcionamiento inmunológico, haciendo que estemos así más indefensos ante invasores extraños o agresiones externas.
EL OPTIMISMO: ALIADO INDISCUTIBLE DE NUESTRO SISTEMA INMUNOLÓGICO
El psiquiatra e investigador Luis Rojas Marcos lleva años propugnando que la tendencia a enfocar la vida a través de una lente que acentúe los aspectos favorables es un excelente protector para la salud.
Asegura que “ser optimista o no, predice en gran medida nuestra longevidad y son muchos los estudios que demuestran que la esperanza de vida de los optimistas es superior a la de los pesimistas”.
Otros datos interesantes aseveran que las mascotas en los niños pueden ayudar a desarrollar su sistema inmunológico, o como un fuerte vínculo social puede tener un efecto beneficioso para la salud. Las ideas y pensamientos positivos pueden darle al sistema inmunológico un plus.
Eric Kim, investigador de la Universidad de Harvard concluye que “no es solo que las personas optimistas tiendan a actuar de forma más saludable, coman y duerman mejor y hagan más ejercicio; también se ha visto correlación con unos niveles más saludables de lípidos en sangre y más antioxidantes que protegen a las células de daños e inflamaciones”.
Y una vez tienes en tu haber esta información, ¿qué eliges?
Desde nuestra Consulta de Psicología evidenciamos que aprender a mirar la vida desde tus potencialidades es el trampolín perfecto para proteger tu salud, mientras que dejarte arrastrar por los problemas del día a día, desatendiendo tu cuidado personal y emocional, es una forma más que eficaz para poner en riesgo tu bienestar, quedando indefenso ante las enfermedades.
Haz de tu Sistema Inmune un castillo indestructible, estrategia inigualable para ofrecerle a tu vida la calidad que se merece, porque con la salud… no se debe jugar.
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